En esta sesión, realizamos un
test sobre las estrategias de composición de texto escrito, el cual trataba
principalmente nuestros hábitos como estudiantes para leer y escribir. Para
ello tuvimos que concentrarnos y poner total atención a lo que leíamos, esto
con el fin de lograr dar una respuesta
que fuera real y que no estuviese basada en “lo primero que pensábamos”.
Una vez que todos finalizamos
el test, calculamos nuestro puntaje para poder compararlo con un puntaje
presentado por la profesora como “el puntaje promedio de un estudiante de
universidad”
Mi puntuación final
fue de 38 puntos, pero cuando iba escuchando las puntuaciones de mis demás
compañeros, me di cuenta que tengo un muy bajo nivel como lectora y escritora. Esto quiere decir
que tengo muchos aspectos en los cuales trabajar para lograr desarrollar mis
habilidades.
Un ejemplo muy claro de
cómo puedo comenzar a mejorar mis habilidades de lectura y redacción lo encuentro
cuando tengo que realizar un ensayo, ya
que ahora me prepararé buscando información previamente acerca del tema. De
esta manera sabré como hablar de dicho tema y a qué clase de público puede ir
dirigido. Es aquí donde toco otro punto importante, ya que la mayoría de las
veces, nosotros como escritores sólo expresamos nuestras ideas tal cual salen
de nuestra mente, cuando este no es el caso; lo adecuado finalmente es expresar
nuestras ideas de acuerdo al público al cual vaya dirigido nuestro texto, de
esta manera, podrán entender nuestro punto de vista claramente.
La siguiente actividad
fue escribir en un papel con respecto a cualquier tema durante 5 minutos y sin
parar de escribir. Esta actividad me resultó en verdad muy difícil porque yo pensé
que para escribir primero tenía que pensar en qué quería escribir, sin embargo,
aquí podíamos hacerlo de manera libre. Esto me complicó aún más el poder
escribir, es por eso, que me decidí a escribir cuando ya sólo quedaban
aproximadamente dos minutos.
Al comenzar a
escribir, mi mente comenzó a recorrer tantas memorias, sucesos recientes,
letras de canciones que me gustaba oír, palabras que quería decirle a algunas
personas, etc. Todo esto terminó finalmente en mi narración de lo que había
hecho el día anterior sin más fin que el de narrar algo que me resultaba
cotidiano.
Como concusión este
test me pareció bastante alentador, ya que para ser sincera, yo consideraba mis
habilidades de lectura y redacción por lo menos al nivel promedio de un estudiante de universidad; mi sorpresa fue
darme cuenta de que la realidad es otra.
Incluso, como nos
explicaba la profesora, ella también sigue en preparación, es decir que aún
cuando ya sabemos leer y escribir adecuadamente, nunca dejamos de desarrollar
nuestras habilidades.
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